En Perú son muchas las venezolanas que se ganan su vida ofreciendo sus cuerpos para la satisfacción de quien desee alquilarlos. Por esa razón durante el último mes me dediqué a juntar un poco de dinero para luego a escondidas de mi esposa ir a un prostíbulo y contratar a la mejor venezolana que esté en el lugar. Para mi suerte estaba disponible la hermosa Daniela.
Esta venezolana tiene ya una fama ganada en mi ciudad y que ningún hombre ha presentado quejas de un encuentro sexual con ella. La perra se acuesta conmigo en la cama del hotel y estando ella sobre mi verga comienzo a penetrarla bien profundo para demostrarle quien manda. En esos momentos la veneca grita como nunca antes había gritado. Ver si el rico cuerpo se mueve continuamente mientras no para de gemir mirándome fijamente a los ojos me excita muchísimo y no puedo resistirme a contratarla muchas veces más.
