Siempre he tenido una relación un tanto extraña con mi prima. Nos hemos llevado genial y cuando eramos más jóvenes alguna vez nos dimos algún que otro beso. Vamos, que existe atracción sexual entre nosotros, pero claro, como somos primos, siempre nos hemos comportado. Pero hace un mes más o menos me llamó para que le reparará el grifo, que su marido estaba de viaje e iba un poco justa de dinero y no quería llamar al fontanero. Así que fui a su casa para ver si podía hacer algo y ya me extraño la ropa que llevaba al recibirme, una minifalda blanca, un top rosa sin sujetador que le marcaba todos los pezones y unos zapatos con tacón a juego con el top. No le dí mayor importancia porque pensaba que tenía que salir a algún sitio. El tema es que mientras estaba agachado reparando el grifo, miraba hacia arriba y veía perfectamente como se le marcaban sus labios vaginales sobre sus finas bragas.
Cuando termine de arreglar el grifo y me levanté para marcharme, vi que me estaba mirando con cara de guarra, mordiéndose el labio inferior y medio recostada sobre la encimera. Me había puesto tan cachondo mirando por debajo de sus bragas que me abalance sobre ella para besarla y agarrarla su culo. Con tan buena suerte que ella me correspondió. Lo siguiente fue el mejor polvo que he echado en mi vida. Poder lamer la concha de mi prima, ver y chupar sus deliciosos pechos. Disfrutar de su boca chupando mi polla, mi rabo frotándose contra su rajita, separando poco a poco los labios de su vulva y ver como desparece dentro de su coño. Pero sin duda el culmen fue cuando me pidió que la follará por el culo, que su marido nunca había querido hacerlo. Creo que no había terminado de decir la frase cuando la mitad de mi verga ya estaba dentro de su ano. Cuando estaba a punto de correrme me pidió algo más raro todavía, que le hiciera una corrida facial y lo grabará con el móvil. Yo obedecí como un buen primo y eche toda mi cremita sobre su dulce cara.
Días más tardes me contó la verdad, que su marido la había engañado y el vídeo lo quería para enviárselo al cornudo de su esposo, para que el también sufriera viendo como una polla más grande que la suya le llenaba toda la cara de leche. Yo la dije que no me importaba que me hubiera utilizado y desde entonces follamos todos los días.
