Mi vecina desde hace muchos meses me espía por la ventana de su casa. Yo siempre suelo asomarme hacia su ventana y por esa razón se que siempre él está allí parado esperándome cuando llego de mi trabajo. De alguna forma parece que es nuestro ritual diario. Ya que ambos sabemos que disfrutamos de lo que ocurre pero cuando nos vemos caminando por el vecindario no platicamos de lo ocurrido.
Pero cuando le veo utilizar su manguera para regar las plantas de su jardín sin camisa no me pude resistir. Con las tetas al aire me acerco a mi vecino y sin decirle nada le bese con mucha lengua. Luego me coloco sobre el suelo con mis rodillas y le di una deliciosa mamada profunda. En ese momento también aprovechaba para tocar su cuerpo y cuando penetró mi vagina lo hizo con mucho deseo y cuidado. Ya que es un hombre muy apasionado.
