Mi madre tiene mucho tiempo ser tener sexo con un hombre pero suele penetrase a ella misma diariamente. Sin embargo, extraña muchísimo la carne humana dentro de su vagina y durante meses ha intentado convencerme de follarla fuerte como solía hacer mi padre cuando estaba vivo.
La perra me espera en su cuarto muy cachonda y se recuesta en su cama para comenzar a tragar mi verga de manera muy deliciosa. Por momentos olvido que es mi madre y mi vrga comienza a latir al ritmo de mi corazón. Es muy pervertido sentir la lengua de mi madre lamer toda la punta de mi verga.
La recuesto en la cama y comienzo a penetrarla de una manera tan fuerte que la perra no para de mirar al techo y gemir. Ella no piensa que la está follando a su hijo, piensa que está sintiendo el mejor placer de su vida.
